No Me Crean

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Location: Santiago, Metropolitana, Chile

Sólo puedo decir que soy un buen amigo, buen hijo, responsable, fanático del Colo, del tinto, la chela, las mujeres y los libros. Soy buena onda, pero si me buscas me encuentras!

Wednesday, May 31, 2006

Secundarios a la calle (Nobleza obliga)

Y en el fondo estaba errado. Y la inmensa felicidad de saber que había equivocado mis cálculos es enorme, como Júpiter. Como en el verano cuando supe que... Bueno, esa es otra historia. La diferencia es que esa vez no me equivoqué, dí en el clavo como pocas veces y aunque parezca estúpido lo celebré. Pero con los secundarios sí, me equivoqué y también lo celebro.

Y humildemente hoy les pido perdón.

¿Perdón? ¿No estaré exagerando? ¿No estaré siendo un tanto melodramático con aquéllos muchachos a quienes durante años denosté por su liviandad, su falta de compromiso, su esquizofrénico materialismo y su culto a la tontera? Por años les desprecié por el Mekano, el SQP, los carretes donde lo único que importaba era saber quien tomaba más pisco de cuarta o cuál era la más "rica". Por años los miré sin la más mínima esperanza de encontrar en ellos algo de valor para nuestra sociedad. Admiraba, eso sí, su capacidad de encontrar modas nuevas, cada vez más patéticas, pero al mismo tiempo los detestaba por su desprecio por la sociedad en la que vivían. Los detestaba, no tengo miedo a decirlo. No como otros que hoy seguramente serán generales después de la batalla y dirán "estamos con ustedes como siempre hemos estado". ¡Mis polainas! Yo soy honesto y reconozco que no daba un peso por ellos. Hasta esta semana...

¡Cómo celebro mis errores! ¡Cómo me alegro de haber sido tan gil por no darme cuenta de que detrás de toda esa cultura light había un volcán en ebullición! ¡Cómo sonrío hoy al pensar que estos muchachos están dándonos una lección que nunca debemos olvidar! Han hecho lo que nosotros nunca hicimos cuando pasamos por la media: pedir una educación digna, decente y realmente constructiva para nuestro amado país. Han salido a las calles, se han tomado sus colegios y han demostrado un compromiso y una organización que cualquiera la desearía. Y todo dentro de una lógica de pensamiento basada no en los slogans facilistas y de antaño, sino en peticiones concretas y justas. Las mismas que nosotros nunca nos atrevimos a pedir. Que nadie diga ¡no! porque la segunda mitad de los noventa fue nula en peticiones de los secundarios. Yo era uno de ellos... y nada hice.

Quizá en nuestra época de secundarios aún el miedo se latía. Quizá, por aquéllos años, la sombra del asesino aún era poderosa y pueda eso justificar nuestra falta de voluntad y valentía. Pero no, nada de justificaciones mulas, nada de boberías y de excusas. No se puede temer siempre, no se puede agachar el moño todo el tiempo. Estos muchachos han sabido romper esa barrera que nos cubrió tal vez por nuestra propia voluntad y nos ha arrojado a la cara toda nuestra hipocresía y oportunismo.

Hoy habrá muchos, entre los cuales me incluyo, que apoyarán a los secundarios. Trabajaré con mis compañeros de la universidad sobre el conflicto, firmemente apoyando a los muchachos. Pero no me olvido de lo que no hice. La mayoría, seguramente, habrá olvidado que en su momento no hizo nada contra la LOCE, la PSU, la PAA, la calidad de la educación y hoy se subirá al carro. Yo prefiero recordar que fui parte de una generación que en los colegios no se atrevió (otra cosa es la universidad) y sacarme el sombrero ante los secundarios de hoy. Nobleza obliga, entonces, a ser justos con quienes me equivoqué. Nobleza obliga a apoyarlos y reparar en parte los errores cometidos en mis tiempos de liceano. Nobleza nos obliga a todos a apoyar con firmeza en sus demandas y a agradecerles por esta lección de ciudadanía que nos han dado.

Mañana estaré en la calle trabajando y apoyando a los secundarios. Lo merecen y lo necesitan. Lo merece y lo necesita un país que quiere ser más y lo demuestra.

Lo necesito yo, al fin, para limpiar un poco mi conciencia.

Saturday, May 20, 2006

La Espada y la Pared

Después de seis meses de silencio he vuelto. No será nada del otro mundo, pero como dije en mi anterior declaración de principios mi fin no es entretener, simplemente decir lo que pienso de lo que sea, le guste al que le guste. Ahora, si entrenetgo tanto mejor pero no creo estar capacitado para hacer disfrutar al lector con lo que escriba. Estoy perfectamente al tanto de mis limitaciones.


La mañana de ayer escuchaba como todos los sábados en la Radio Rock and Pop el programa "El Mañanero", conducido por Nicolás Copano. El hombre me cae muy bien, me parece un tipo informado, criterioso, locuaz, entretenido, inteligente, gracioso, irreverente, sarcástico y, por supuesto, muy buen locutor. Entre tanta risa salió, no se cuando, el tema de la farándula, veneno que hoy en día carcome a los chilenos al igual que el consumismo, el arribismo, la mal entendida competitividad, las traiciones, la levedad, el prejuicio -soy especial víctima de este último... snif!- y la hipocresía, la más clásica de todas. Copano y sus boys, respondiendo a un anónimo auditor (o auditora... qué memoria de diablos!) que descargó toda su artillería contra la farándula, llegaron a la conclusión simple de que ésta tiene tanta importancia en Chile porque simplemente no hay alternativas. Como ejemplo apuntaron a los indigestantes matinales, (que ,aunque no lo crean los he visto), donde todos cubren el mismo tema al mismo tiempo, pelan a los mismos giles al mismo tiempo, inventan las mismas bobadas al mismo tiempo... en fin. Todos son exáctamente lo mismo y no hay más. Sostuvieron que el público, la gente, la gallada como decía Legrand, simplemente está entre la espada y la pared, al no tener más alternativa televisiva.

Concuerdo con ellos. Más allá de eso, sin embargo, al chileno le falta tomar la iniciativa. Siempre he dicho que si encuentras malo un programa de TV no lo veas. Todos me dicen "si no lo veo, no lo puedo criticar". Cierto, muy cierto, pero eso no significa que te lo mames como obligación. La televisión debe ser entendida como una simple alternativa, al igual que la radio, las revistas, el cine, etc, y no como un deber. Me acuerdo que en los años de gloria del "milagro chileno", la buena y falsa época del narigón Frei, el programa estrella era "Viva el Lunes", con la detestable Cecilia, el pajarón de Morandé y Salas. Mi madre no se lo perdía, pero reclamaba todo el programa contra el cinismo de la beata Cecilia y su afán de mostrarse como "señora de bien", contra los invitados, contra todo. Pero no había caso de que cambiara esa mugre, o pusiera la radio o simplemente apagara esa porquería. Cuando mi viejo y yo le hacíamos ver tamaña contradicción simplemente nos decía "pero que quieren que haga si no veo tele en todo el día". Plop!

Copano y los suyos tenían razón. Existe un exceso asfixiante de farándula. En lo personal, y derribando una vez más los prejuicios hacia mi persona, no tengo nada contra la farándula. La odio, sí. La detesto, también. Pero la respeto y entiendo que un poco de farándula no le hace daño a nadie. Total, los individuos vacíos, amargados, tristes y carentes de identidad, que son quienes necesitan esas cosas, abundan en todas las épocas y en todas las sociedades. Lo que no soporto es su exceso, ese "todo debe ser farándula", esa fiebre de preocuparse de gente que, en la mayoría de los casos, ni siquiera tiene el mérito suficiente para ser "celebridad".

Pero insisto, más allá de estar entre la espada y la pared a los chilenos les falta iniciativa. Así como hemos sido capaces de darle la espalda a la basura viendo "La esclava Isaura" o "Lost", dos verdaderas alternativas a la decadencia televisiva chilena, podemos buscar otras en la radio, el cine, el video del barrio y cuantas más. Hasta con el silencio podemos encontra algo mejor. Las mejores conversaciones del último tiempo en mi casa surgieron justamente cuando la tele estaba apagada.

En fin, somos nosotros los llamados a buscar una alternativa a la mugre que vemos en la TV. Somos nosotros quienes debemos ejercer nuestro criterio y exigir algo distinto. Todos dicen que la tele es mala, pero somos pocos los que nos hemos levantado en armas contra ella buscando alternativas. En estos tiempos de democratización creciente el espectador o público debe ejercer ese derecho dejando de lado la lata de "La tele o yo", "Animal nocturno", "SQP" o "Primer Plano" si tanto los detesta y buscar otros caminos.

De lo contrario solo estaríamos justificando el "pan y circo" que nos ofrece la televisión hoy en día.