Hoy te ví (dedicado a una maravillosa mujer)

Hoy te ví. Después de tanto tiempo. Después de tantos años, de tanta agua bajo el puente. De tanta nieve caída. De tanta brisa y de tanto sol. De tanto amor, de tanta muerte.

Y estás igual, igual de bella, igual de misteriosa. ¿Más mujer? Sí, quizá más mujer. Pero sigues teniendo en tus profundos ojos negros ese misterio que tanto me hizo padecer por tí. Sigue teniendo tu sonrisa esa placidez de tus finos labios rojos. Tu piel morena, americana, miel de amor que tanto desee sigue estando allí. Cuantas cosas se me pasaron por mi mente cuándo te ví.

Marcaste un punto en mi vida muy fuerte, aunque tú no lo creas. Aunque nunca lo sepas. Jamás sabrás lo que sentí por tí, jamás sabrás lo que dejaste en mí. Me cautivó tu belleza, me emocionó tu inteligencia. Tu misterioso ser me volvió un hombre ávido de tí.

Nunca sabrás lo que me dejaste porque nunca estuviste conmigo. Seis años han pasado desde que pasaba horas, días y noches enteras pensando en cómo conquistarte, como atraparte. Seis años han pasado desde que te añoraba, te deseaba y suplicaba por tí. No a dios, sino a la vida, que me diera la oportunidad de que me conocieras. Pero no hubo caso, nunca me miraste. Nunca sentiste las ansiosas llamadas de mi alma. Hasta ese día de diciembre en que no pude más y te dije lo que sentía por tí. Hasta que todo terminó.

Pasaron los años y el amor tocó a mi puerta y a la tuya. Pasaron los años, pero el recuerdo de todo lo que me provocaste nunca lo olvidé. Fuiste mi primer amor platónico, mi primer amor inalcanzable, la primera mujer que me cautivó con algo más que su belleza: con su misteriosa inteligencia.

Pasaron los años y hoy te volví a ver. Ahí estabas tú, con esos ojos negros que tanto me atrapaban cuando te miraba. Ahí estaba tu sonrisa, plena, cautivadora, lisa. Ahí estaba tu pelo, otra vez largo, cada vez más negro. Esa cabellera que tanto quise acariciar. Ahí estabas tu, en la plenitud de tu belleza, en la plenitud de tu ser.

Y yo de atrás mirándote. Y yo de atrás recordando cuando eras sin querer la dueña de todo mi ser. Y yo de atrás deseando que seas feliz y de que tu recuerdo jamás me abandone.

Aunque jamás leas estas líneas. Aunque nunca sepas lo que sentí por tí. Aunque jamás volvamos a vernos.