Name:
Location: Santiago, Metropolitana, Chile

Sólo puedo decir que soy un buen amigo, buen hijo, responsable, fanático del Colo, del tinto, la chela, las mujeres y los libros. Soy buena onda, pero si me buscas me encuentras!

Friday, September 22, 2006

Callejero por derecho propio, filosofía de la libertad

“Era callejero por derecho propio;
su filosofía de la libertad
fue ganar la suya sin atar a otros
y sobre los otros no pasar jamás...”

“Aunque fue de todos nunca tuvo dueño
que condicionara su razón de ser;
libre como el viento era nuestro perro,
nuestro y de la calle que lo vio nacer...”

“Era un callejero con el sol a cuestas,
fiel a su destino y a su parecer,
sin tener horario para hacer la siesta
ni rendirle cuentas al amanecer...”

“Era nuestro perro y era la ternura,
esa que perdemos cada día más;
y era una metáfora de la aventura,
que en el diccionario no se puede hallar...”

“Digo nuestro perro porque lo que amamos
lo consideramos nuestra propiedad;
y era de los niños y del viejo Pablo,
a quien rescataba de su soledad...”

“Era un callejero y era el personaje
de la puerta abierta en cualquier hogar;
y era en nuestro barrio como del paisaje:
el sereno, el cura y todos los demás...”

“Era el callejero de las cosas bellas
y se fue con ellas cuando se marchó;
se bebió de golpe todas las estrellas,
se quedó dormido y ya no despertó...”

“Nos dejó el espacio como testamento,
lleno de nostalgia, lleno de emoción;
vaga su recuerdo por los sentimientos
para derramarlos en esta canción...”

Alberto Cortés



Recordando que hace unos días atrás Chile celebró su día nacional -no su independencia como erróneamente se cree- me dí en el trabajo de reparar en los símbolos que se crearon para crear eso tan artificial como nocivo que algunos llaman nacionalidad, chilenidad o sentimiento patrio. Me preguntaba si era lógico el tema, si tenía algún asidero y si, en último término, valía la pena tanta pompa y color.

En ese trance recordé algo que dije hace algunos años atrás a un gran amigo mío en uno de los tantos carretes de mi época en Historia. "El huemul, a quien no tengo nada que reprochar, debe salir cagando del escudo. En su lugar debe estar el quiltro callejero". Mi interlocutor estalló a carcajadas, mientras yo, con mirada socarrona y solemne, de esas que sólo ponen los beodos de tomo y lomo, enorgullecido bendecía tamaña sentencia.

A la hora de recordar que somos, que tenemos de auténtico, el perro callejero no puede salir de nuestras antenas. Creo que si la chilenidad existe no hay nada más propio, más nuestro, que esos nobles animales que simbolizan en gran medida lo que somos, eso sí, de forma indirecta. Nos recuerdan a cada rato que no es necesario tenerlo todo para ser libre, para ser feliz. Viven a sus anchas, comen lo que venga sin más y no dependen del dinero para el amor o la diversión. Su palabra es ley, no tienen complejos ni prejuicios y viven así hasta que el tiempo les señale su hora. Por otro lado, son la manifestación más clara de nuestra hipocresía, de nuestra suciedad como seres humanos. En Chile hay miles, millones de perros callejeros y la gran mayoría de ellos sufrieron el abandono de sus amables "dueños" y "protectores", quienes en un acto de suma grandeza les conminaron a vivir en una libertad obligatoria, poblando el suelo patrio de estos indefensos mamíferos que sólo nos entregan su felicidad y fidelidad. Fidelidad que tanto abunda entre nos, ¿verdad?

El perro callejero es parte de nosotros. Es amigo, guardián, compañero de juegos (y juergas), dueño de algunos de nuestros secretillos y parte de nuestras vidas. Pero además es símbolo de ese Chile que no se ve, el de la picardía, el humor, la soledad, la tristeza, la sobreviviencia a cualquier precio, la carrera constante frente a la persecución, a la represión, a la muerte. Es símbolo de ese Chile humilde, que come poco, que duerme mal, pero que ama con todo el corazón aunque arrecie la tormenta. Es ese Chile de adentro, que no cabe en ningún tipo de indicador macroeconómico o ránking de competitividad.

Ahora que lo pienso creo que es mejor que el quiltro de la calle no esté en el escudo. Por una razón muy simple: el escudo es un símbolo hecho entre cuatro paredes, por cuatro personas, para contribuir a la dominación de los sectores populares en eso que llaman "nacionalidad". El perro callejero es, por su parte, un símbolo espontáneo y puro de nuestro Chile entrañable.

1 Comments:

Blogger Paz said...

Los perros guachos son más valientes que cualquier encapuchado en protesta. Son los únicos animales, aparte de nosotros, que le ladran de frente y descubiertos a los pacos. Gran valor del perro callejero que no le tiene miedo al guanaco.

Saludos. :]

9:07 AM  

Post a Comment

<< Home